DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
Artículo 16.3
La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
Artículo 25.1
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
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Hablamos de la soledad,
pero no como opción sino como imposición. Es decir, de la
soledad no deseada. No es una enfermedad ni
una epidemia, sino una realidad social.
En general, asociamos este problema
al envejecimiento de la población, pero tiene muchas formas, muchos
rostros y muchas causas, aunque en las
personas mayores se agrava.
Además de las personas mayores, y especialmente mujeres, encontramos:
- Soledad de las personas sin hogar
- Soledad de las personas con discapacidad
- Soledad de las inmigrantes, las que viven en residencias, las que conviven con enfermas de Alheimer, las que padecen alguna enfermedad mental, la soledad de las personas diferentes...
La sociedad no percibe el fenómeno
de la soledad porque ésta es íntima, invisible, no molesta, no genera demanda
y, por tanto, no existe presión en los Servicios Sociales.
La soledad (social/emocional) supone
un fenómeno de exclusión social y sufrimiento para las personas en esta
situación.
Son muchas las causas
que interaccionan entre sí:
- Muchos y rápidos cambios tecnológicos. La
sociedad de la comunicación es la sociedad del aislamiento. Las nuevas
tecnologías no debieran ser invasivas, sino utilizadas para comunicar y no
destruir las relaciones humanas
- Nuevos modelos de ocio.
- Cambios estructurales en las familias (más
pequeñas, hogares unipersonales)
- Nuevos valores y formas de vida (la intimidad,
el individualismo)
- El urbanismo en las ciudades
- La despoblación en las zonas rurales
- La falta de recursos económicos, pérdida de movilidad, enfermedades degenerativas...
- La LOPD y la resistencia de las personas mayores
dificultan la intervención en un espacio de intimidad.
Según Matilde Fernández, presidenta de honor de la asociación madrileña "Asociación contra la soledad no deseada", España va un poco a la zaga de otros paises, como Francia o Italia donde hay más sensibilización sobre este tema.
El problema precisa de estrategias a nivel estatal, aunque sea un problema silenciado. Es necesario un trabajo de sensibilización de la sociedad sobre esta realidad. Es una obligación de todes les ciudadanes.
El mundo se enfrenta a varios retos, entre los que se encuentran el envejecimiento de los paises del norte, frente a la repoblación de los paises más pobres, que obliga a sus jóvenes a migrar al norte en busca de oportunidades. Ambos colectivos están expuestos a la soledad.
Es importante mantener una buena red social alrededor de las personas en riesgo de padecer soledad.
Pero también hay que EXIGIR a las instituciones públicas, que destinen más recursos para luchar contra esta lacra. Es preciso un trabajo transversal, poner el foco en las necesidades, saber detectar los problemas y ponerles solución.
Alicia Hernández, trabajadora del Samur Social, expone por su parte las soluciones, a veces insuficientes, que por parte del Samur Social se están llevando a cabo, en particular en el caso de la soledad de las personas sin hogar.
Coincide con Matilde en que es imprescindible recuperar y reforzar las redes sociales de las personas en situación de soledad no deseada, y para ello es importante que los centros de acogida estén en el centro de los barrios, y no en las periferias como ahora, donde es dificil el acceso, para dar la oportunidad a estas personas a poder acceder a las actividades de la zona.
Por último, resalta el dato de que, en el fondo, la soledad no deseada es también un problema de género: en las mujeres tiene mucha más incidencia. Siendo ellas en las que mayoritariamente recae la tarea de los cuidados personales, cuando llegado el momento son quienes lo precisan, no hay nadie que las atienda.
Y además, en el colectivo de personas sin hogar, el 100% de las mujeres, han sido víctimas de malos tratos y/o violencia de género o agresiones sexuales.
Es NECESARIO recuperar la EDUCACIÓN EN VALORES, tan necesaria en estos días.